Marisa fue mi primer pensamiento cuando me propusieron dar un curso sobre Redes Sociales. Yo sabía de Redes Sociales, trabajaba en Redes Sociales, pero me aterraba hablar en público. No me podía negar ante esta oportunidad y dije que sí. Nada más enviar el mail de confirmación, marqué el número de Marisa. ¿Estás ocupada?, ¡Perdona las prisas! ¡Mira lo que me ha pasado…! Le expuse el tema como si me hubiera caído el mayor marrón de mi vida. ¡Qué guay! Fue su respuesta. Y ahí empezó todo. Lo que yo había convertido en apenas unos minutos en un terrible suceso, Marisa lo transformó en segundos en una oportunidad, de crecimiento personal y profesional. ¡Y era cierto!
Así que trazamos un calendario ajustado a cada uno de nuestros compromisos y con la premura de contar con apenas un mes para vencer mi miedo a hablar en público.
Confío plenamente en Marisa porque me gusta mucho cómo comunica, pero he de admitir que no las tenía todas conmigo. Más por mi resistencia a lanzarme que por la docente. Sin embargo, el curso fue fantástico. La primera sesión me ayudó a estructurar el curso, el tiempo de cada intervención, la interacción con los alumnos. Con estas ideas, parece que me asustaba mucho menos enfrentarme a un grupo de desconocidos.
Las siguientes sesiones sacaron, por así decirlo, ‘la mejor versión de mi misma’. Una voz más potente, una presencia más fuerte, pero ¡sobre todo! Seguridad. Porque eso es lo que Marisa consigue. Que tengas seguridad en que lo puedes hacer bien, en que vas a hablar de algo que sabes, que haces a diario… Y logra que te lo acabes creyendo.
Cuando impartí mi primera clase me pasé el trayecto al lugar en el que iba a dar el curso practicando la respiración y calentando la voz. Llegué con tiempo para que nada se escapara de mis manos. ¡Todo controlado! Sólo faltaba recibir a los alumnos y practicar el ‘tierra-aire’ ¡Y funcionó!
Gracias al apoyo de Marisa he conseguido abrirme una puerta profesional que yo misma había decidido cerrar. Tengo otro curso previsto para dentro de un mes. ¡Y estoy tranquila! He dado charlas, impartido otros cursos… No sé si lo haré mejor o peor, pero ¡no me asusta! Ya he empezado a respirar, a practicar mi postura… ¡y sé que lo que voy a hacer bien!
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