Cuando hablamos en público muchas veces nos quedamos con la sensación de que no hemos transmitido el valor necesario a nuestro discurso. ¿Porqué sucede esto? Normalmente por falta de planificación y, sobre todo, por no elegir las palabras correctas, las que llegan, las que tocan el corazón, las que convierten un discurso en memorable.
Al hacer una presentación escoge tus palabras, tus motivos y genera cercanía.
En este artículo te damos seis técnicas muy sencillas para que comuniques tu valor, que tu audiencia te perciba valioso, único, diferente y, sobre todo, que se acuerden de ti.
1. ¿Qué realidad quieres construir?
El lenguaje dibuja realidades. No es lo mismo una casa que un hogar, aunque lo utilicemos como sinónimos. Te proponemos un sencillo ejercicio para que veas lo potentes que son las palabras a la hora de presentarte a ti, un producto, un servicio, elegir el título de una conferencia, etc.
¿Qué te viene a la cabeza cuando te digo las palabras “mareo”, “accidente”, “peligro”?
¿Y qué te viene a la cabeza cuando te digo “viaje”, “paisaje”, “libertad”?
Seguro que has pensado cosas diferentes, pues bien te estaba presentando la misma realidad, la imagen que ves más abajo. ¿Qué ha cambiado? Las palabras con las cuales yo he hecho la presentación.

2. Construye tus propias realidades
Trabajemos con palabras habituales en atención al cliente, para un profesional que está vendiendo o informando sobre su empresa, productos, etc. Vamos a hacer una tabla con términos parecidos, con significado similar, pero que dibujan realidades muy distintas
En la primera columna aparecen términos muy coloquiales que restan valor a nuestro discurso, en la del centro los términos habituales y en la derecha otros mucho más suaves para describir una realidad que bien podría ser la misma.
Tirado | Barato | Precio ajustado |
Prohibitivo | Caro | Precio más elevado |
Desastre | Problema | Imprevisto |
Reclamación | Queja | Incidencia |
¿Qué tal si te construyes tu propia tabla con realidades negativas, neutras y positivas? Tendrás que presentar tus productos y tus servicios innumerables veces a lo largo de tu vida. Hazlo siendo consciente de la realidad que estás creando.
3. Utiliza en tus presentaciones verbos sensoriales y emocionales.
Al presentar tus productos o servicios, describir las características o los beneficios de los mismos, introduce verbos relacionados con los cinco sentidos: vista, oído, olfato, gusto y tacto.
Por ejemplo, suave, rugoso, dulce, amargo, etéreo, salado, duro, blando, melodía, sintonía, sonido, caliente, templado, frío, fresquito.
¿Qué tal una cerveza helada en un tórrido día de calor?
¿O un cacao calentito en una noche de invierno?
Y utiliza en tus presentaciones también verbos emocionales: agradable, sensación, caricia, ….
Con estas palabras estás despertando al cerebro límbico, el emocional, el que toma las decisiones de compra. Como bien dice Jordi Llonch, de Dreamhunters
La piel es de quien la eriza
4. Lo más importante al hacer tu presentación, no cuentes lo que haces, cuenta porqué lo haces y para qué lo haces.
Todo el mundo cuenta lo que hace y aquí está todo inventado. Cuenta también en tu presentación:
- Por qué lo haces, tus motivaciones, qué te ha llevado a montar ese negocio, a dar ese discurso, a pronunciar esa conferencia. El lado personal e íntimo de cualquier proyecto es algo que añade el valor humano, incalculable.
- Para qué lo haces: cómo ayuda tu proyecto, tu discurso, tu servicio a quienes te están escuchando. Esto supone tener medianamente claro el perfil de tu audiencia, trabájalo al planificar tu presentación.
Nadie compra lo que haces, compran para qué lo haces
5. Al hacer tus presentaciones utiliza frases que conecten con la vida cotidiana de tu público.
Que conecten con los deseos, problemas, preocupaciones de tu audiencia. Esto no debe ser el eje central de tu discurso, simplemente frases sueltas que pronunciarás de cuando en cuando dentro de tu presentación. Fíjate como les hará levantar la mirada y despertará la atención de tu público
Ayuda mucho imaginarse cómo es un día en la vida de la persona que te está escuchando.
Por ejemplo, “yo no sé si os ha pasado que….” Y cuentas una situación cotidiana para cualquiera de ellos.
6. Fíjate en los maestros de hacer presentaciones en público
Te recomendamos dos grandes ponentes de carácter muy distinto. Si los ves en directo, muchísimo mejor.
Fernando Botella, de Think&Action. Su uso del lenguaje es exquisito en sus presentaciones, ya sean corporativas, de espectáculo o tipo conferencia. Cuando escuchas a Fernando tienes la sensación de estar disfrutando con un buen libro.
Rafael Álvarez “El Brujo”. El maestro del teatro clásico y el idioma español en su pura esencia. Te ayudará a recordar palabras sencillas, potentes, castizas y olvidadas y de gran impacto.
En conclusión, si haces tus presentaciones en público:
- Eligiendo la realidad que quieres describir.
- Utilizando tu propia lista de palabras.
- Usando un lenguaje que provoca, emociona y evoca.
- Contando porqué tú y tus motivos de estar ahí.
- Con situaciones cotidianas que conecten con tu público.
- Y con técnicas de grandes maestros.
Harás una presentación emotiva, memorable, eficaz y en la cual comunicarás todo el valor que tienes.
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